#LasPiezas || Objeciones contra la existencia del sistema estatal de educación obligatoria
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Se asume que la falta de acceso a una educación de calidad, es la causa de muchos males en la sociedad. Por eso, muchos ven con buenos ojos la idea de que la educación sea pública, gratuita y obligatoria, porque se asume que la educación es como una varita mágica que todo lo solucionará.
Pero apoyar la educación estatal obligatoria, es desconocer o no reconocer la complejidad de la naturaleza humana y el daño que provoca en el aprendizaje y en la libertad individual.

A fines del siglo XIX, el filósofo liberal inglés Herbert Spencer, argumentaba que en el sistema educación estatal obligatoria, el Estado es el único juez.
El sistema de educación estatal obligatoria que conocemos en la modernidad, tiene sus raíces en el puritanismo protestante del siglo XVI, como el luteranismo y el calvinismo. Y su raíz más próximo en el tiempo, lo tenemos en el positivismo del siglo XIX. El Positivismo es una tiranía cientifista, y como consecuencia de esta tiranía, surge la cara más moderna del sistema de educación estatal obligatoria
El liberal Juan Ramón Rallo y Alejandro Bermeo nos explican que, el liberalismo es una filosofía política que tiene como fin la libertad del individuo. El liberalismo busca descubrir y aplicar un minimalismo moral, que garantice un marco mínimo donde los individuos practiquen su libertad. Esto demanda la existencia de un Estado mínimo. Fuera de este minimalismo moral, el liberalismo no dice qué es lo bueno ni qué es lo malo. Los individuos son libres de intercambiar voluntariamente bienes y servicios o no hacerlo, libres de educarse o no educarse, libres de ser egoístas o ser solidarios, libres de ser agradables o desagradables, etc.
La información sobre las necesidades de las personas están dispersa, cada empresario o emprendedor sabe las necesidades de sus consumidores. Son las preferencias de los consumidores lo que determina qué se va a producir y cuánto se va a producir. Los individuos son diversos, únicos e irrepetibles. Tienen diferentes actitudes, aptitudes e intereses. La consecuencia de esto es la desigualdad de resultados.
El liberal Murray Rothbard sostenía que, no todos los niños tienen iguales aptitudes, no todos tiene los mismos talentos e intereses. Unos son de rápido aprendizaje, otros son de lento aprendizaje. Unos son de rápida memorización y otros de lenta memorización. Unos son de alta capacidad de análisis y otros de poca capacidad de análisis, entre otras disparidades de habilidades. Por lo tanto, imponer una educación estatal obligatoria, donde el Estado impone los estándares de la instrucción, es un grave daño para los niños.
Rothbard lamentaba la prohibición de la enseñanza parental de los padres, porque son estos los que mejor conocen las aptitudes de sus hijos. La propuesta de Rothbard, es una sociedad donde no exista la educación estatal obligatoria. Que el niño aprenda con sus padres, y si estos quieren, pueden enviarlo a escuelas privadas. Todas las escuelas privadas serán libres de elegir los estándares de educación que se adapten a sus consumidores o potenciales consumidores. En otras palabras, el sistema educativo debe ser privado.
Cada centro de enseñanza tendrá la libertad de elegir los estándares que se adapten al gusto de sus consumidores. El Estado no debe inmiscuirse, no debe imponer estándares. Esto aumentará las posibilidades de que los niños tengan una mejor educación adaptada a sus aptitudes, talentos e intereses.
En nuestro país existe la educación estatal y obligatoria. También, el Estado le impone al sector privado de educación, el uso de determinados estándares educativos. Basándonos en la idea de Rothbard, hagamos este pequeño ejercicio mental. Si se aboliera en nuestro país el sistema de educación obligatoria y todo tipo de centro estatal de educación superior. Cada profesor u otra persona con conocimientos científicos, podrían ofrecer servicios de manera privada, como dar clases personales. Los más emprendedores podrían formar sus propios centros educativos.
Cada centro de enseñanza privado o persona individual que ofrezca servicios de enseñanza, sabe las necesidades educativas de sus consumidores o potenciales consumidores, como su edad, potenciales habilidades, el tipo de conocimientos que desea, etc. Sabe el perfil de educadores que se necesitan.
Podemos concluir que, la educación estatal obligatoria riñe con el derecho de propiedad, por los impuestos que se cobran para financiar tal educación. Se daña la libertad individual de los padres y se daña el aprendizaje de los niños y jóvenes al imponerles uniformidad, ya que dicha educación es ciega a la diversidad de talentos, deseos e intereses.

**Mario Mejía es escritor y estudiante de Ciencias Jurídicas
NOTA: Las opiniones presentadas en estas columnas de opinión son de única responsabilidad de la persona que las escribe y no necesariamente representa la línea editorial de Ajedrez Político